Gracias a la telepatía, acompaño a los Animales y a sus responsables para que se comprendan mejor y fortalezcan su vinculo.
Mi capacidad de concentración y conexión con el animal dura entre 45 y 60 minutos. Durante este tiempo, establezco una conversación con él.
Antes de comenzar, tengo claras las preguntas y los mensajes que debo transmitir. A veces, el invitado no responde de inmediato; sin embargo, me mantengo atenta, escuchándolo y observándolo a través de las fotos que he recibido.
Cuando la conversación inicia, me presento al invitado y le explico el motivo de mi comunicación. Si está de acuerdo, comenzamos. Mi objetivo es guiar la conversación para obtener las respuestas deseadas, pero siempre en un tono amigable, no como un interrogatorio rígido. Por esta razón, no puedo garantizar que se responderán todas las preguntas en una sola sesión.
Durante la comunicación, anoto todo el diálogo y, al finalizar, lo grabo en un audio para ustedes. Esto lo hago inmediatamente después de cerrar la conexión. A partir de ese momento, nos ponemos en contacto por WhatsApp. No realizo interpretaciones ni modificaciones; si percibo imágenes, olores, colores o sonidos, también los describo tal como los recibo.
En un primer momento, no deseo recibir información sobre la persona responsable del animal, solo las preguntas o mensajes dirigidos a él. Esto me ayuda a evitar influencias o confusiones.
Después del debriefing con el responsable, decidimos si es necesario programar otra comunicación. Lo que sí considero fundamental es hacer un seguimiento. Me gusta recibir noticias tres días después y, como mínimo, una vez a la semana. Siento una gran responsabilidad hacia el animal y su cuidador cuando inicio una comunicación.
Estoy segura de que mi manera de trabajar evolucionará con el tiempo, gracias a mi experiencia y al feedback de las personas con quienes he comunicado.